Ni bien salí del laburo, emprendí a pie mi camino de más o
menos quince cuadras, hasta el Roxy. Pero como aún era muy temprano aproveché
para tomar una birra y comer algo cerca de la puerta. Hasta que en un momento
escucho a los chicos de Undermine decir “Arranca Psicosfera” y me apuro a
entrar.
Adentro me encontré con un público de aproximadamente
treinta personas que, al cabo de quince minutos, según mis cálculos, se
duplicó.
Los encargados de abrir tan tremenda fecha fueron el
cuarteto instrumental oriundo de Morón: Psicosfera.
Ellos mismos definen su música como “Atmospheric Black
Metal”. Lo de “Black Metal” está más que claro, pero, ¿Por qué atmosférico?
¿Tal vez pretenden que al escucharlos viajes imaginariamente hasta sobrepasar
la estratósfera? ¿O, llevándolo a un terreno un poco menos metafísico, querrán
decir que su sonido genera atmósferas? Da igual de qué manera quieras
interpretarlo: las dos son totalmente válidas. Y de paso felicito a la persona
que encontró las palabras perfectas para definirlos.
Siendo un poco más específico con respecto a su sonido,
puedo decir que tienen guitarras bien distorsionadas, tiempos irregulares e
influencias metaleras de todo tipo.
En 2015 editaron Alpha, su primer y único disco con el
que podes comprobar si exagero con mi descripción.
Cuando, minutos después del arranque, preguntaron si se
escuchaba bien, todos respondimos a coro “seeeee” (Si). No es que haya sido un
simple cumplido, es que realmente el sonido era impecable. Lamentablemente, más
tarde comenzarían a oírse demasiados acoples que sufrieron las otras 4 bandas.
Undermine se expresa a través de un Thrash potente, con
guturales muy profundos a cargo del Uruguayo, con las veloces guitarras
de Francisco Cañardo y Guido, los graves de Baka y los
golpes de parches y platos de Alan Fritzler.
Técnica, fuerza y “Breakdown” es lo que le sobra a esta
banda que hasta el momento ha editado un EP en 2012 llamado Trayendo
solamente podredumbre y un LP homónimo editado el año pasado.
Luego de abrir su presentación, Baka hace un gesto invitando
a la gente a acercarse un poco más para sacudir las cabezas bien pegados a la
valla.
“Muchísimas gracias por el aguante. Vamos a dejarlos con los
pibes de montañas que vienen de grabar y de portarse bien mal.”
El cierre estuvo a cargo del tema que abre el disco:
T.N.Z.E.P
“¡Aguante el metal, papa!” Se despidió el Uruguayo.
Fueron cuarenta minutos, pero se me pasaron volando, tal vez
será por la casi inhumana velocidad a la que tocan.
Antes de que se abra el telón, comenzó a sonar Atávico, del disco
homónimo de Montañas, al que le engancharon el siguiente tema, para luego
bajar un cambio con Páramo.
Como antes había mencionado el Uruguayo, de Undermine, los
chicos de Montañas vienen de grabar lo que será el predecesor de su disco
homónimo, lanzado hace ya tres años, y no perdieron la oportunidad de presentar
una de las canciones que integrarán dicho material.
“Bueno loco, la verdad que zarpadas bandas hoy, eh. Es la
primera fecha del año para nosotros”
Dijo Diego, la voz de una de las
bandas que mejor representa el Sludge metal argento.
Más tarde presentaron el segundo tema nuevo, Constelaciones.
“Vamos con los últimos dos. Estaría bueno verlos más cerca,
hay mucho espacio acá”
Esto significaba una cosa: que se acercaba el desenlace y
había que dar el 110% de cada uno. Todos lo entendimos y nos preparamos de la
mejor manera, más que nada cuando comenzó a sonar Corriendo con
lobos y Diego, luego de oír nuestra respuesta, nos cedió el estribillo
para que lo cantemos a coro.
“Esto es hermoso loco”
Remarcó ya en el final del show, que
finalizó con un aplauso general, y agradecimientos por doquier.
La cuarta banda de la noche fue Anomalía. Los mismos
que me habían dejado con ganas de escribir sobre ellos el año pasado.
Con Ramiro Arias en voz, David Iapalucci en
guitarra, Ariel Olarte a cargo de un Warwick de seis cuerdas y Javier
Cuello en la batería que parece una nave, Anomalia traduce ira,
desesperanza y otros sentimientos en forma de un metal-hardcore muy, pero muy
expresivo, con una puesta en escena admirable.
En la primera parte de su presentación tocaron La
miseria de vivir y Adiós alma perdida, de su disco Una vida en
el infierno.
“Muchas gracias por el aguante y por la bienvenida. Nosotros
somos Anomalía. Vamos a seguir con un poco de lo nuestro.”
Se presentó Ramiro, antes
de seguir con An old man´s tale.
“¿Y loco, como la vienen pasando? ¡Vamos la concha de la
lora eh! Todavía queda Num. Muchas gracias Undermine, Montañas, y Psicosfera
por formar parte de este escenario de la concha de la lora.”
El siguiente tema
fue el que le da nombre al disco: Una vida en el infierno.
“Los veo a todos muy parados acá adelante. Me gustaría ver
un poquito de quilombo.”
“Espero que la estén pasando tan bien como nosotros. Favito
(Favio Flores), muchas gracias por la invitación al festival. Y a todos ustedes
por estar acá. Un aplauso para todos ustedes. Muchas gracias.”
Ya en el cierre parece que hay problemas con la guitarra
de David Iapalucci. Cosa que confirmaron después de tomarse unos minutos
para ver si podían resolverlo.
“Bueno lamentablemente quemamos un fusible del cabezal.
Íbamos a tocar un tema más pero no se pudo”
Num es: Nacho Álvarez en voz, Juani De
Abreu en bajo, Lucho Guglielmo en batería, en tanto que Gonzalo
Varela y Julián Iturrieta son los encargados de las guitarras.
Luego de la presentación musical con un potente metal que
coronaba una noche de oídos salvajemente violados, Nacho habló.
“Sonó hermoso todo, loco. Un aplauso para las bandas”
De su más reciente disco sonaron, entre otras, Magia
negra y Destilar, siendo esta última mi favorita (junto a MiO)
no solo por la composición y la ejecución, sino también por alguna que otra
línea que grita Nacho con su desgarrada voz, como la siguiente:
“No te
olvides de mí, soy la herida en tu corazón”
En el medio de las canciones que ya conocemos por pertenecer
a sus dos discos editados (Num, del 2014 y Desarreglos, del 2015)
presentaron también dos que probablemente formen parte de su nuevo material,
una titulada Claustro y la segunda, creo, aún sin un nombre definido.
Estando Num en el escenario, el “Breakdown”, el pogo y la
catarsis musical están más que garantizados.
No me canso de decirlo: el metal, el rock, el under en
general en el país está viviendo un momento crucial en la historia. Está claro
que yo solo puedo hablar de este presente, de una escasa franja de años ya que
no viví la escena de los noventa, ni siquiera la de los 00. Pero puedo hablar
de lo que leo, de lo que presiento y de lo que vivo ahora. Son muchos los
indicios que demuestran que la escena hoy por hoy está más caliente que nunca:
Salís una noche cualquiera a ver bandas y nunca dejas de sorprenderte con la
calidad y la diversidad de estas. Dejar de sorprendernos podría traducirse
tal vez como perder cierta motivación, cierto entusiasmo por seguir conociendo
bandas. Nos estaríamos acostumbrando, con todo lo que esto implica teniendo en
cuenta que somos animales de costumbre. Pero, por suerte, y gracias a los
músicos que se toman su laburo seriamente y a un público fiel que siempre
acompaña, la motivación no se acaba ni se va a acabar nunca y los engranajes de
este motor seguirán girando.
¡Larga vida al metal!
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