Lo más
lógico sería que aparezcan grandes obras del séptimo arte, pero no. Ninguna
película de esta corta lista llega a tener una calificación superior a 7; con
suerte llegan a un 6. Pero, para entender el porqué, es necesario entender el
contexto. Hay que aclarar que crecí en una casa sin libros, por lo tanto, el
cine, por más malo que sea, siempre fue mi mayor combustible y, como lo indica
el título de este artículo, el impulsor de mi carrera como literato.
Cuando, en
una charla, sale el tema que escribo ficción, siempre digo que la primera vez
que inventé una historia y la plasmé en un papel fue cuando tenía doce años.
Pero la realidad es otra. Me había olvidado por completo que fue uno o dos años
antes cuando escribí mi primer cuento. Este cuento breve trataba de un chico
que era poseído por su propio disfraz de Halloween y se titulaba “Un Halloween
verdadero”. Por suerte nunca llegué a terminar esta atrocidad tan básica, llena
de lugares comunes, clichés y horrores ortográficos. Tampoco tengo registro en
papel del cual me tenga que preocupar por ocultar. Solo queda la sinopsis, que
igualmente me avergüenza y por eso está muy bien guardada bajo mil llaves.
Lo que me
inspiró para escribir ese cuento no es precisamente una película, sino una
serie cuyos capítulos son historias independientes y auto conclusivas, por lo
tanto, podría contar como un cortometraje. La serie de terror se emitía por el
extinto canal Fox kids. Se llama Escalofríos y obviamente estaba dirigida
a un público muy joven. Para ser más precisos, el capítulo que me inspiró se
llama La máscara encantada.
Estoy
seguro de que, a los que nacieron e fines de los ochenta y a principio de los
noventa, se les está piantando un
lagrimón al recordar esta serie.
Ahora si es
momento de hablar de la primera película que me inspiró para escribir. Corría
el año 2000 aproximadamente. Recuerdo que estaba solo en mi casa esa
tarde/noche. Sin embargo, tratándose de una película de terror, no logró
erizarme ni un solo pelo. Pero sí logró hacerme volar la imaginación. Cuando la
película terminó me sentí tan inspirado que agarré una pequeña libreta y un
lápiz, y escribí mi primer cuento. Si es que puedo realmente adjudicarme la
autoría de una historia que estaba compuesta, en un noventa por ciento, por
escenas de aquel largometraje que supuestamente debía causar miedo.
Entonces,
la primera película de la lista es Sé lo
que hicieron el verano pasado.
Como
mencioné anteriormente, siempre solía decir que escribí mi primer cuento a mis
doce años. Y es que a este recuerdo lo tengo muy fresco porque, a diferencia de
mi primer y segundo manuscrito, a este aún lo tengo guardado y atesorado.
Este cuento
es bastante extenso y tiene una historia con unas vueltas de tuerca muy buenas
para estar pensadas por un chico de doce años. Lamentablemente está sin
terminar y la verdad dudo mucho que lo termine alguna vez.
Se llama Amilcar
y trata sobre las vivencias de un chico de doce años con ese nombre, que tuvo
que irse a vivir con sus abuelos al campo, tras la repentina muerte de sus
padres en un accidente de tránsito.
Aprovechando
que no tengo intenciones de retomar la escritura de este cuento, voy a revelar
de qué trata: Trata de un chico muy curioso e introvertido al que le gusta
hacerse preguntas y respondérselas él mismo, tras llevar a cabo una
investigación. Luego de unos meses conviviendo con sus abuelos se hace amigo de
un extraño hombre que vive en el medio del bosque. Al principio el hombre descarga
su hostilidad con Amilcar, motivo por el cual este lo toma por loco y decide no
volver a acercarse hasta su casa. Luego comienza a atar cabos sobre las cosas
extrañas que venían sucediendo y decide creerle al extraño hombre para comenzar
a investigar bien a fondo.
La vuelta
de tuerca de la que hablé antes, es que sus abuelos eran, además de asesinos, asquerosos
caníbales que mantenían personas encerradas en el sótano, entre las cuales se
hallaba su propia Bisabuela parapléjica y sorda. En fin, la historia es más
intrincada que lo que alcanzo a contar acá, solo que no quiero extenderme
demasiado ya que en este post quiero hablar de las películas que me inspiraron
para escribir, no de los cuentos en sí.
La película
que me inspiró para crear esta terrorífica historia es The pasión of Darkly Noon.
A partir de acá, es imposible seguir enumerando las
películas que me inspiraron, porque escribir ya se había vuelto un hábito casi
cotidiano, por lo que encontraba inspiración casi en cualquier cosa. Pero lo
que sí puedo asegurar, es que un gran porcentaje de películas que siguieron
alimentando mi imaginación, son del género Terror, por si cabe alguna duda. Todas
las películas que me traumaron de chico, después me ayudaron a crear historias,
pero este ya es un tema para otro artículo que podría llamarse Las películas que traumaron mi niñez.