Desde el
momento que supe que iba a cubrir esta fecha, entendí que no podría escribir
una crónica con el formato y el estilo de las que estoy acostumbrado: Un
recital diferente amerita escribir algo diferente. Las palabras durante el show iban a ser muy
pocas, casi nulas, solo algún intercambio con el público. Pero este
intercambio, esta interacción por parte de los de arriba del escenario,
evidentemente sería, casi en su totalidad, mediante el lenguaje musical. Pero
sabía que debajo del mismo la interacción, alimentada por estados, emociones y
viajes auditivos y visuales, sería mediante palabras de aliento, de sorpresa y
de euforia.
¡La música
sin voz alza la voz para gritar que esta escena está que quema!
Translúcido, Sur oculto
y Poseidótica elevaron la apuesta de
una movida de bandas meramente instrumentales que está en pleno apogeo,
llevando a cabo un extenso show cargado de climas de todo tipo y de visuales
que nos ayudaban a entender los viajes que proponían a través de los
instrumentos y de una puesta en escena nunca vista (al menos por mí).
Translúcido,
por suerte para los que escribimos reseñas de discos o recitales, se define
como una banda de “Electro Go”. Digo “por suerte” porque de lo contrario sería
imposible describir con tan pocas palabras su sonido, ya que mezclan jazz y
funk con rock, psicodelia y un pop ochentoso.
Los inicios
de la banda datan del 2010 y está integrada por Martín Rizzola en teclas y percusión, Manuel Acosta en guitarra, Ramiro
Rodriguez Goitia en bajo eléctrico y Mariano
Greiner en batería. Cuentan con dos discos editados: Bioma, en 2013 y El último latido de Lao, en 2017.
En cuanto a su show, que arrancó a las 20:20 hs, comenzaron
mostrando su faceta más experimental, mezclando mediante el sintetizador
sonidos de pop-rock ochentoso y synth rock. Fue un comienzo apto para los oídos
más sensibles y abiertos musicalmente. Pero más tarde se despacharon con su
arsenal más rockero y, ya entrados en el final, luego de tocar El sonido del trueno (Bioma), se despidieron con un fragmento
de School, de Nirvana. Lo que había comenzado de una manera un tanto más amena y
climática, se terminó yendo al carajo con un final bien al palo.
Pero no conformes con esto, también tenemos que mencionar
las proyecciones y los juegos de luces que, sin un gramo de azar, sumaban peso
a la propuesta que nunca tuvo intenciones de ser únicamente musical.
“Es un honor tocar
junto a bandas de tanto recorrido”
Fueron las palabras que bajaron del escenario antes de
cerrarse los telones.
“Un aplauso para
ustedes por apoyar esta propuesta diferente”
Los aplausos se hicieron oír, los telones se cerraron y
finalmente todos quedamos a la espera de la segunda banda, una que se llama Sur oculto…
Los Sur oculto salieron, como siempre, decididos a
romper cabezas con su repertorio esquizofrénico y despiadado. El trío cordobés,
conformado por Sebastián Teves
(bajo), Emanuel Borgna (batería) y Andrés Arias (teclas) está quizás en el
mejor momento de su carrera que comenzó allá por 1999.
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PH: Nicolás Roldan |
Lo que hacen arriba del escenario es de locos. Jazz, rock,
heavy metal, rock progresivo, funk… Todo esto mezclado de una manera muy
precisa y natural. Nada parece forzado. Ninguna nota parece estar de más. No
les sobra ni les falta nada. Por esto y por mucho más, no hay oído que pueda
resistirse. No hay pecho que no tiemble con los graves que tira Teves. No hay
cabeza que se quede fija, con la mirada clavada en un punto por más de unos
pocos segundos. Diría que tu cuerpo y tus oídos caen rendidos por las melodías
e hipnotizados por un mantra que cambia de textura y de estado y se te mete
adentro para poseerte a su antojo.
Tengo la certeza de que ver en vivo a Sur oculto es “amor a
primera escucha”. Me pasó a mí, les pasó a amigos, a amigos de amigos,
etcétera. Hasta me di el lujo de hacer una especie de experimento con unos
amigos, llevándolos a una fecha sin decirles qué bandas tocaban. Claro, tocaba
Sur oculto. Y claro que también fue amor a primera escucha.
Creo que me estoy yendo un poco al carajo, tengo que hablar
del show que dieron la noche del 12 de Agosto, pero es imposible callar las
voces de mi cabeza que me dicen que escriba absolutamente todo, que no reprima
ni una sola palabra. También hay otras voces, un poco menos insistentes, que me
dicen que sea más objetivo. Pero después me acuerdo que no soy periodista y que
solo escribo porque me nace hacerlo, y las voces se callan.
Hecha esta introducción, llegó el momento de hablar de su
show.
Luego de un comienzo fallido tras sufrir un inconveniente
con el bajo, comenzó, a las 21:20 hs la obra del trío cordobés.
La obra maestra que pertenece a su último disco editado en
2011, se llama Elefante. Debo pensar
que el nombre hace referencia a la fuerza de este animal. Escuchar esta
tremenda obra es el equivalente a que una estampida elefantes te pasen por
arriba, ida y vuelta, mínimo cuatro veces.
Así, tapados por una avalancha musical, finalizó la
presentación del trío.
¡De Sur oculto no se vuelve, vieja!
Ahora te estarás preguntando quien se atrevería a tocar
después de estas bestias. Quien tendría los huevos de salir a dar la cara
después de tamaña presentación. No hay muchas opciones para barajar. Dicen que
después de la tormenta viene la calma. Pero no en este caso, porque después de
esta tormenta se viene otra tormenta, un tanto más eléctrica y con vientos
provenientes de un futuro apocalíptico, que han bautizado como Poseidotica.
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PH: Nicolás Roldan |
Poseidotica vio la luz en el año 2000 y es, junto a los ya
mencionados Sur oculto, la banda que lleva la bandera del Rock instrumental,
rock expansivo, Progresivo o como se les quiera denominar.
El cuarteto está conformado por Hernan Miceli (Guitarra), Santi
Rua (Guitarra),
Martin Rodriguez (Bajo) y Walter Broide (Batería).
Llevan editados cuatro discos de estudio: Intramundo (2005), La distancia (2008), Crónicas
del futuro (2011) y El dilema del
origen (2015).
Siendo esta la cuarta o quinta vez que los veo en vivo, no
pensé en sorprenderme con su show que ya conocía (o creía conocer) desde hace
más de dos años. Pero lo que yo no sabía es que nunca los había visto en un
show organizado por ellos mismos, con la posibilidad de brindarse al 110%.
Los telones se abrieron, y con ellos, se abrió la puerta a
un futuro en el que los seres humanos aparentemente no dominamos.
El escenario se había convertido en una especie de
laboratorio de máquinas. En él, bajo una espesa oscuridad, había 4 seres inmóviles.
Seres con figura humana, pero compuestos por pedazos de chatarra, cables y
conectados entre sí mediante caños flexibles.
Al cabo de unos segundos aparece una persona portando un
dispositivo con forma de pistola que apoyaba sobre el cuello de los cuatro
seres inmóviles, dotándolos de movimiento.
Así, con Aeroruta
y con una puesta en escena pocas veces vista en la escena local, comenzó el
show de Poseidotica.
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Ph: Nicolás Roldan |
Antes teníamos melodías sobre melodías, capas sobre capa de
música creando atmósferas de sonidos llevando la mente hacia lugares solamente imaginados,
también, como si este estímulo fuera poco, teníamos proyecciones de todo tipo.
Ahora a esto tenemos que sumarle esta tremenda puesta en escena que termina de
cerrar una idea, contextualizando de mejor manera su música. No sé exactamente
hace cuanto tiempo que vienen brindando este tipo de shows, pero como para mí
es algo nuevo lo tengo que resaltar y lo haré hasta el hartazgo.
La lista siguió con Paralexis,
Hidrofobia y Sueño narcótico, entre otras. Luego se cerraron los telones para
reaparecer quien sabe con qué plus.
Acá hago un paréntesis para hablar de la justeza de estos
cuatro androides. Solo se puede llegar a este nivel de ejecución tras años de
trabajo y profesionalismo. Pero hay algo que quiero resaltar, y es que, siendo
también baterista, no puedo evitar mirar con total admiración a Walter Broide.
¡Cuánta técnica y cuanta sangre junta!
Cuando los telones reabrieron, una voz robótica anunció que
se sumaban tres androides más al escenario. ¿“Surodótica”? ¿“Poseiculto”? El
nombre es lo de menos. Poseidótica y Sur oculto compartiendo escenario es
apocalíptico.
Juntos tocaron El
áspero, y Niceto tembló con los graves de Teves y Martín Rodriguez, con las
guitarras de Rua y Micelli, con los golpes de parches, platos y otros elementos
percusivos de Broide y Borgna, y con
las teclas de Arias.
Luego de esta aplanadora musical siguieron con El dilema del origen y El alma de las máquinas, para dar paso a
otro invitado especial, que la voz robótica también presentó informando que iba
a hacer un breve repaso por la historia.
Se trató de Ary Garay,
quien se cargó la guitarra alzó la voz para homenajear a Led Zeppelin. (Error 404)
Este artículo fue publicado originalmente en Bateros argentinos.com. Parte del mismo se perdió en la infinita red.