sábado, 28 de octubre de 2017

Reseña literaria V: La tregua - Mario Benedetti.

En contexto

A veces, cuando me aburro del encierro, se me da por salir a caminar la hermosa ciudad de Buenos aires. Si llevo plata encima y me agarran ganas de leer algo, o mejor dicho de descubrir una nueva lectura, ya que si fueran solo ganas de leer agarraría el libro de turno de mi mochila, me paro frente a los puestos de diarios y elijo lo que más me llame la atención.

El año pasado, no recuerdo bien la fecha, en una de mis escapadas nocturnas pasé por un puesto que tenía, entre tantos otros libros, una colección de Editorial Planeta de Mario Benedetti, un autor que no había leído antes. El gran abanico de posibilidades se había achicado a un solo autor. Solo me quedaba elegir un título.

Después de leer varias sinopsis, entre ellas estaban Adioses y bienvenidas, La borra del café, Montevideanos y el que finalmente compré: La tregua.
Primeramente, me atrapó el argumento, pero debo reconocer que antes de leer la sinopsis ya me había enamorado de la portada.

Lo leí en cuatro o cinco días (No soy una persona que termine un libro en un día, por más corto que sea). Pero al momento de decidirme por hacer esta reseña tuve que releerlo para refrescar mi punto de vista y mi crítica.

La tregua es una novela corta escrita por el uruguayo Mario Benedetti. Fue publicada en 1960 y llevada al cine en 1974. La adaptación cinematográfica argentina estuvo nominada al Oscar en la terna de Mejor película extranjera.
En México, en el año 2003 tendría su segunda adaptación al cine.


Reseña

En cuanto a la obra en sí, tengo que decir que me atrapó al instante. La historia es simple y no pretende ser mucho más, pero está bien contada por un autor que sabe describir muy bien lo abstracto y sabe meternos en la piel de un personaje. Al menos yo me sentí muy identificado con este, por lo que se me hizo fácil empatizar con él.

La novela está escrita en primera persona a modo de diario. Su narrador es el mismísimo protagonista: Martín Santomé, un oficinista viudo de cincuenta años y con tres hijos ya adultos que está próximo a jubilarse y ve como su vida está sumida en la monotonía. Es este el motivo que lo impulsa a registrar cada día con lápiz y papel.

Mario Benedetti

La historia nos mete en la piel de un hombre que está perdiendo la motivación y hasta los recuerdos de la felicidad, como el rostro de su difunta esposa, por ejemplo. Su vida se resume en la oficina, la pasividad de su hogar y la taza de café que sirve de excusa para desconectarse un rato mientras solo ve a la gente pasar por la vereda.

Su vida transcurre de esta forma hasta que conoce y posteriormente se enamora de Laura Avellaneda, una joven muchos años menor que él. Pero este no es obstáculo para esta fuerza mayor.
Algo que me hubiese gustado es que se profundice un poco más en las relaciones de Santomé con sus hijos, pero evidentemente el hecho de que no haya sido así, es también un punto buscado por el autor.
Leí muchas críticas negativas con respecto al final. Pero ¿Qué puedo decir? A mí me encantan los finales elípticos.

Mi peor crítica para esta edición no tiene que ver con la obra en sí, sino con la misma edición de editorial Planeta, ya que su prólogo prácticamente nos revela los detalles más sobresalientes de la novela. Un error que solo se puede esperar de una mala reseña literaria, pero no del mismísimo prólogo del libro. Por esta razón, si van a comprar la edición de Planeta, recomiendo saltearlo e ir directo a la historia que no tiene desperdicio.

Para cerrar, los dejo con estos tres pasajes extraídas del libro.

“Lo qué uno quiere de verdad, es lo que está hecho para uno; entonces hay que tomarlo, o intentar: en eso se te puede ir la vida, pero es una vida mucho mejor...”

“Tengo la horrible sensación de que pasa el tiempo y no hago nada y nada acontece, y nada me conmueve hasta la raíz”

“La seguridad de saberme capaz para algo mejor, me puso en las manos la postergación, que al fin de cuentas es un arma terrible y suicida”


Recomiendo leer 8/10

jueves, 5 de octubre de 2017

#1: En la cima





Soy un hombre que ama la naturaleza. Un oficinista que prefiere viajar kilómetros y kilómetros en busca de aire fresco, dejando atrás el agobio y el stress que me producen ésta gran metrópolis. Nunca estuvo en mi cabeza subir solo unos pisos para sentir la brisa del viento en la terraza de éste edificio. Pero hoy, habiendo llegado a mi límite de presión, subí guiado por una fuerza mayor que, a contrapartida, me dio la oportunidad de apreciar la hermosa vista que se logra desde acá.
Desde acá la gente parece una colonia de hormigas despreocupadas que camina libre de su reina. Los ibirapitá y los jacarandás son unas hermosas manchas verdes con florecientes detalles violeta y amarillo que inundan de vida el parque. El lago parece una acuarela que el sol transforma en un reflectante espejo de dimensiones titánicas.

La vida es arte, solo que no todos somos buenos espectadores. Sin embargo, me debo estar perdiendo de cientos de detalles debido a que los seres humanos no fuimos agraciados con la vista de un águila. Pero la belleza que alcanzo a ver es vasta. La vida es algo tan preciado cuando aprendemos a percibir la infinita belleza que la madre naturaleza guarda para nosotros.

Mi reflexión, tan profunda y sanadora es interrumpida cuando veo asomarse a un hombre por el balcón del edificio de en frente. Noto que mira hacia abajo. ¿Qué pensará? ¿Podrá, al igual que yo, apreciar la belleza del mundo desde lo alto?

Me sorprendo cuando veo que se sube al barandal y se sienta allí. ¿Se irá a arrojar? Acto seguido mira hacia abajo, luego levanta la cabeza y me ve. ¿Lo hará ahora que me vio? ¿Tendrá la posibilidad de recapacitar ahora viendo la vida desde otro plano? ¿Tendrá el coraje de hacerlo? ¿Será el también un cobarde?

Quien sabe lo que se le cruzó por la cabeza. Solo cerró los ojos y se dejó caer.

Y yo que toda la vida había creído estar solo en este mundo... es una pena que, justo en este día, haya encontrado a alguien como yo.