viernes, 25 de agosto de 2017

Lunes o Sabbath, el festival que es una ventana de escape en el inicio de semana.

 

Otro Lunes o Sabbath se llevaba a cabo en el mítico Club V y otra vez me hice presente.



Para quién no lo sabe, Lunes o Sabbath es un festival de bandas gratuito que se organiza los lunes en el ya mencionado Club V. Como si ir  ver bandas gratis fuera poco, también hay dos por uno en birra hasta las 00 hs. ¡No hay excusas para no ir! Como tampoco había excusas para llegar tarde… Los que me conocen sabe que siempre soy muy puntual. Incluso a veces llego antes que los mismos músicos que abren la fecha. Esta vez fue la excepción. Llegué tarde y el festival arrancó puntual. Sin palabras.

Debido a esto me perdí a la primera banda British bardo y, como no me gusta caretearla no puedo escribir nada sobre ellas. Si, Ellas. British bardo es un trío compuesto por tres mujeres. Queda la deuda con ellas. Espero poder verlas pronto.

Pero no solo me perdí la primera banda, sino que también me perdí parte de la segunda: Padres del Yermo, un cuarteto de stoner y space rock fundado en 2012.

Llegué en el momento en que el bajista y voz se dirigió al público con un pedido “¿Hay algún amigo que me convide con un trago?”. La respuesta fue inmediata y el vaso de cerveza llegó hasta sus manos. Pero para esto no hizo falta un amigo, gracias a que siempre hay alguien preocupado por la poca graduación alcohólica del prójimo.

Con canciones que van desde lo climático hasta el sonido más puro del stoner, la banda hizo danzar a unos pocos despojados de timidez que estaban entre el público, entre ellos, un joven envuelto en una bandera que no paró ni un minuto.

Padres del Yermo es:

Mauro Bianchi: Bajo y Voz.
Iván Santamaría: Guitarra.
Diego Farías: Batería y Coros.
Quequi González: Sintetizadores

En 2016 editaron su primer disco, que podés escuchar acá mismo.

 

Cuando Matías me preguntó si podía cubrir esta fecha, vi el evento y dije que sí. Pero no había prestado demasiada atención al nombre de la banda que venía a continuación. Norep aviv. Debe ser alguna frase en latín, pensé. “Dejar vivir” fue lo primero que se me ocurrió. Pero no. No hay latín ni ningún otro idioma, solo un juego de palabras. Para el que aún no se dio cuenta le pido que lo lea con atención.

Dejando de lado este tema, vamos a hablar de su show que empezó a las 20:20 hs. Comenzaron agradeciendole a la gente que vino desde La plata (De allá son ellos) a hacerles el aguante a la que era su primera presentación en Club V, pero no en capital.

Más allá de su muy buena propuesta, un stoner bizarro, por llamarlo de alguna manera, me sorprendió ver el aguante que tenían debajo del escenario. No solamente de los que hacían pogo, sino también de los que estaban filmando a cuatro cámaras. ¡Ojalá todos pudieran jugar así de visitantes!

Como mencioné antes, había mucho aguante por parte del público. Tanto que uno de ellos casi termina mordiendo el borde del escenario al estilo de la famosa escena de American history X.

Uno, como cronista (ponele) o, mejor dicho, como persona que escribe, siempre necesita material sobre el cual escribir, más allá de lo musical. En este caso, Norep aviv y su gente me dieron material de sobra.

Como datos de color debo mencionar, primero, que tres de sus cuatro integrantes tocan con un pañuelo tapando su rostro, dejando solo sus ojos al descubierto, y que además hicieron una versión pesada de la marcha peronista desatando el descontrol y hasta las risas en la gente.

Otro dato importante que tengo que mencionar es que entre sus filas hay una mujer detrás de los parches. La ya conocida por el portal, María Paz Miqueo. (Entrevista a ella  acá).

Ya en el final de una presentación más que destacable y bien al palo, tocaron un tema que cantó el bajista, quien llegado un momento dejó el bajo de lado para enfocar toda su rabia y su energía en el micrófono.

Sin dudas que la energía que transmiten desde el escenario se ve muy bien reflejada debajo del mismo.

Norep aviv es: (sic)

El Charles (666ta viola)
La Turbia (Tarros del mal)
El Rama (Defectos de sonido y gritos de guerra)
El Comandante (ruido y eruptos)

 Acá podés escucharlos

https://www.youtube.com/watch?v=dKMALrcWb78

 

Llegó el turno de Delirium extremus Miro hacia el escenario y por un momento dudo… ¿El bajista es el mismo que hace un rato la estaba agitando como si se tratase del show despedida de Hermética? Daba la impresión de que no podía mantenerse de pie y ahora se cargó el bajo y se subió el escenario. De locos.

Acá quiero abrir un paréntesis para hablar un poco sobre lo que es hacer música. Yo, como oyente y espectador, nunca pretendo presenciar un solo de guitarra súper prodigioso y de 7 minutos, ni cortes de batería con 170 golpes por segundo, ni que el bajo suene como lo hacía sonar Cliff Burton. A mi dame una banda que toque como Delirium extremus y estoy más que conforme. Contundencia, fuerza, distorsión y energía.

La distorsión del bajo me sonaba familiar. En un momento me acerco para ver qué efecto tenía, y mis dudas se despejaron. ¡Big muff, papá! Me recordó a la época en la cual había empezado a tomar clases de bajo y me equipé con un Washburn de 5 cuerdas y ese mismo pedal. De más está decir que jamás lo hice sonar de la manera que lo hizo el Chino, que además era la voz del trío. La banda se completa con Rama, en guitarra, y Leito, batería.

Si querés escuchar Stoner crudo y con huevos, escuchá a Delirium extremus. Y si es en vivo, mejor. La banda de formó en el 2008 en Los Polvorines y cuenta con tres discos editados: Cof cof (2013), Caminos inciertos (2014) y Psicomarginal (2015).

Este último es el que elegí para que escuchen los que tengan ganas de conocerlos.

https://www.youtube.com/watch?v=lGNxB8PJALA&t=365s


Este artículo fue publicado originalmente en Bateros argentinos.com (2017)

martes, 22 de agosto de 2017

Montañas presentó Cargados de furia los cuerpos resisten, su segundo disco, en The Roxy.

 

Llegando a finales del 2016 Montañas entraba en el estudio para grabar su segundo material (Primer Larga duración). En mayo del corriente año, tras una espera que, ansiedad latente, se hizo larga, lanzaron al mundo Cargados de furia los cuerpos resisten.

El nombre del disco, directo y poético, nos invita a interpretarlo. Eso, sumado al exquisito arte de tapa, nos daban la pauta de que el contenido iba a ser otra obra de arte, al igual que aquella que contiene su EP homónimo, lanzado en 2014, y el cual, después de tanto tiempo, ya tengo en mis manos.

A principios de Junio se anunció la fecha para presentar el disco. Ellos mismos la describieron como “La fecha más importante de la historia de Montañas”. Sería en el Roxy y con Los drágula como invitados especiales.

 


Las puertas del lugar se abrieron a las 20 hs y tan solo quince minutos después, cuando yo estaba cabeceando con Dam that river de Alice in chains, se oye al baterista marcar el tiempo en el hihat. Los telones se abrieron dando comienzo al show de Los dragula.

El trío metalero de Lanús está conformado por Nicolás Rivas, al mando de un bajo de cinco cuerdas, Diego Frandolich, a cargo de una guitarra de siete cuerdas y la voz aguda, y Emiliano Lovotti, quien se encarga de los parches y de la voz grave y gutural.

Luego de tocar su potente repertorio, entre los cuales se destacaron algunas canciones que Lovotti definió como "Una canción de amor" (De amor al bardo auditivo, en todo caso) se despidieron agradeciendo encarecidamente a la gente que se había acercado temprano para ver su presentación y, por supuesto, a sus amigos de Montañas por haberlos invitado.

 

A las 21:10 hs comenzaron a oírse sonidos de tormentas que perduraron por, más o menos, un minuto. Luego el telón se abrió y la presentación oficial se hizo realidad: Cargados de furia los cuerpos resisten, ahora, es de la gente.

Acompañado de proyecciones que mostraban viajes a través de galaxias, constelaciones y un cielo estrellado, dieron el puntapié inicial con Constelaciones y, más tarde, con Cargados de furia. Tracks 6 y 4 del disco.

“Saben que para nosotros tocar en un lugar así es un flash” Expresó Diego Neri, la voz de este cuarteto de Sludge metal luego de haber visto la cantidad de gente que había concurrido a esta fecha tan importante.

La formación de la banda es completada por Ramiro Suárez en guitarra, además de ser la voz en Atado a mis huesos, Emilio Paravisi en batería y, finalmente, Andrés Villanueva a cargo del bajo.

 

La tercera canción de su show fue una de su EP homónimo lanzado en el 2014, Atavico. Luego continuaron con El ultimo planeta, La espera, con un amigo de la banda tocando el cello, yTodo el dolor.

“Muchos temas del disco ya lo venimos tocando desde hace un par de años. Este se llama La perdida y es la primera vez que lo vamos a tocar” Dijo Diego antes de tocar esta obra de más de siete minutos de duración. Más tarde presentaría el siguiente tema con un mensaje de aliento:

“El Rama en este nuevo disco canta un tema. Aguante eso loco, que la gente se anime a cantar” Dicho tema es Atado a mis huesos y contó con la colaboración de un amigo de la banda a cargo del bombo legüero.

Mientras estaba sonando Perro del infierno, uno de los fierros de la batería de Emilio aparentemente se desarmó o se rompió. Nunca llegué a entender muy bien lo que pasó. Igualmente fue un problema que para muchos pasó desapercibido.

Ennio es una de las canciones que pertenecen a su EP, pero que claramente no podían faltar esta noche. Luego tocaron Eterna la muerte, para luego volver a tocar una del EP, tal vez el clásico de la banda que a futuro podría convertirse en su himno: Corriendo con lobos.

“Este tema, ya saben, es para los pibes que están acá, que vienen siempre”

La gran oscuridad fue marcando el final de esta gran fiesta. Cierre que, al menos en primera instancia, fue con Todo el poder. Pero, una vez finalizada dicha canción, y gracias al empuje del público, se pudo sacar un poco más de poder para tocar una más.

 “Gracias amigos. Sin ustedes esto no sería posible” Se había despedido Diego, pero…

 “¿Hay tiempo para uno más?” Luego del OK recibido desde la cabina de sonido Diego hizo otra pregunta con respuesta más que obvia:

“¿Hacemos una de los Ramones?”

Y así fue nomás. El cierre definitivo estuvo a cargo de Commando, de los mencionados The Ramones.

Andrés Villanueba, bajista de la banda, dejó el bajo apoyado, no sé si porque la manija lo superaba o porque se vio envuelto en un problema que no pudo resolver a tiempo, y decidió prescindir de los graves para el cierre. En su lugar decidió convertirse en uno más del público y agitarla, primero desde arriba del escenario y luego debajo, donde hizo un poco de pogo junto a la gente que lo terminó levantando y llevando en andas durante un momento.

Cargados de furia los cuerpos resisten tuvo una presentación que cumplió con las expectativas y estuvo a la altura del mismo.

 


Este artículo fue publicado originalmente en Bateros argentinos.com (2017)

 

martes, 15 de agosto de 2017

"Poseiculto" El apocalipsis tiene nombre, y suena tremendo. Posidotica y Sur oculto en Niceto.

 

Desde el momento que supe que iba a cubrir esta fecha, entendí que no podría escribir una crónica con el formato y el estilo de las que estoy acostumbrado: Un recital diferente amerita escribir algo diferente. Las palabras durante el show iban a ser muy pocas, casi nulas, solo algún intercambio con el público. Pero este intercambio, esta interacción por parte de los de arriba del escenario, evidentemente sería, casi en su totalidad, mediante el lenguaje musical. Pero sabía que debajo del mismo la interacción, alimentada por estados, emociones y viajes auditivos y visuales, sería mediante palabras de aliento, de sorpresa y de euforia.

¡La música sin voz alza la voz para gritar que esta escena está que quema!




Translúcido, Sur oculto y Poseidótica elevaron la apuesta de una movida de bandas meramente instrumentales que está en pleno apogeo, llevando a cabo un extenso show cargado de climas de todo tipo y de visuales que nos ayudaban a entender los viajes que proponían a través de los instrumentos y de una puesta en escena nunca vista (al menos por mí).



Translúcido, por suerte para los que escribimos reseñas de discos o recitales, se define como una banda de “Electro Go”. Digo “por suerte” porque de lo contrario sería imposible describir con tan pocas palabras su sonido, ya que mezclan jazz y funk con rock, psicodelia y un pop ochentoso.

Los inicios de la banda datan del 2010 y está integrada por Martín Rizzola en teclas y percusión, Manuel Acosta en guitarra, Ramiro Rodriguez Goitia en bajo eléctrico y Mariano Greiner en batería. Cuentan con dos discos editados: Bioma, en 2013 y El último latido de Lao, en 2017.


En cuanto a su show, que arrancó a las 20:20 hs, comenzaron mostrando su faceta más experimental, mezclando mediante el sintetizador sonidos de pop-rock ochentoso y synth rock. Fue un comienzo apto para los oídos más sensibles y abiertos musicalmente. Pero más tarde se despacharon con su arsenal más rockero y, ya entrados en el final, luego de tocar El sonido del trueno (Bioma), se despidieron con un fragmento de School, de Nirvana. Lo que había comenzado de una manera un tanto más amena y climática, se terminó yendo al carajo con un final bien al palo.

Pero no conformes con esto, también tenemos que mencionar las proyecciones y los juegos de luces que, sin un gramo de azar, sumaban peso a la propuesta que nunca tuvo intenciones de ser únicamente musical.

“Es un honor tocar junto a bandas de tanto recorrido”

Fueron las palabras que bajaron del escenario antes de cerrarse los telones.

“Un aplauso para ustedes por apoyar esta propuesta diferente”

Los aplausos se hicieron oír, los telones se cerraron y finalmente todos quedamos a la espera de la segunda banda, una que se llama Sur oculto

Los Sur oculto salieron, como siempre, decididos a romper cabezas con su repertorio esquizofrénico y despiadado. El trío cordobés, conformado por Sebastián Teves (bajo), Emanuel Borgna (batería) y Andrés Arias (teclas) está quizás en el mejor momento de su carrera que comenzó allá por 1999.

PH: Nicolás Roldan

Lo que hacen arriba del escenario es de locos. Jazz, rock, heavy metal, rock progresivo, funk… Todo esto mezclado de una manera muy precisa y natural. Nada parece forzado. Ninguna nota parece estar de más. No les sobra ni les falta nada. Por esto y por mucho más, no hay oído que pueda resistirse. No hay pecho que no tiemble con los graves que tira Teves. No hay cabeza que se quede fija, con la mirada clavada en un punto por más de unos pocos segundos. Diría que tu cuerpo y tus oídos caen rendidos por las melodías e hipnotizados por un mantra que cambia de textura y de estado y se te mete adentro para poseerte a su antojo.

Tengo la certeza de que ver en vivo a Sur oculto es “amor a primera escucha”. Me pasó a mí, les pasó a amigos, a amigos de amigos, etcétera. Hasta me di el lujo de hacer una especie de experimento con unos amigos, llevándolos a una fecha sin decirles qué bandas tocaban. Claro, tocaba Sur oculto. Y claro que también fue amor a primera escucha.

Creo que me estoy yendo un poco al carajo, tengo que hablar del show que dieron la noche del 12 de Agosto, pero es imposible callar las voces de mi cabeza que me dicen que escriba absolutamente todo, que no reprima ni una sola palabra. También hay otras voces, un poco menos insistentes, que me dicen que sea más objetivo. Pero después me acuerdo que no soy periodista y que solo escribo porque me nace hacerlo, y las voces se callan.

Hecha esta introducción, llegó el momento de hablar de su show.

Luego de un comienzo fallido tras sufrir un inconveniente con el bajo, comenzó, a las 21:20 hs la obra del trío cordobés.

La obra maestra que pertenece a su último disco editado en 2011, se llama Elefante. Debo pensar que el nombre hace referencia a la fuerza de este animal. Escuchar esta tremenda obra es el equivalente a que una estampida elefantes te pasen por arriba, ida y vuelta, mínimo cuatro veces.

Así, tapados por una avalancha musical, finalizó la presentación del trío.

¡De Sur oculto no se vuelve, vieja!

Ahora te estarás preguntando quien se atrevería a tocar después de estas bestias. Quien tendría los huevos de salir a dar la cara después de tamaña presentación. No hay muchas opciones para barajar. Dicen que después de la tormenta viene la calma. Pero no en este caso, porque después de esta tormenta se viene otra tormenta, un tanto más eléctrica y con vientos provenientes de un futuro apocalíptico, que han bautizado como Poseidotica.


PH: Nicolás Roldan

Poseidotica vio la luz en el año 2000 y es, junto a los ya mencionados Sur oculto, la banda que lleva la bandera del Rock instrumental, rock expansivo, Progresivo o como se les quiera denominar.

El cuarteto está conformado por Hernan Miceli (Guitarra), Santi Rua (Guitarra),
Martin Rodriguez (Bajo) y Walter Broide (Batería).

Llevan editados cuatro discos de estudio: Intramundo (2005), La distancia (2008), Crónicas del futuro (2011) y El dilema del origen (2015).

Siendo esta la cuarta o quinta vez que los veo en vivo, no pensé en sorprenderme con su show que ya conocía (o creía conocer) desde hace más de dos años. Pero lo que yo no sabía es que nunca los había visto en un show organizado por ellos mismos, con la posibilidad de brindarse al 110%.

Los telones se abrieron, y con ellos, se abrió la puerta a un futuro en el que los seres humanos aparentemente no dominamos.

El escenario se había convertido en una especie de laboratorio de máquinas. En él, bajo una espesa oscuridad, había 4 seres inmóviles. Seres con figura humana, pero compuestos por pedazos de chatarra, cables y conectados entre sí mediante caños flexibles.

Al cabo de unos segundos aparece una persona portando un dispositivo con forma de pistola que apoyaba sobre el cuello de los cuatro seres inmóviles, dotándolos de movimiento.

Así, con Aeroruta y con una puesta en escena pocas veces vista en la escena local, comenzó el show de Poseidotica.

Ph: Nicolás Roldan

Antes teníamos melodías sobre melodías, capas sobre capa de música creando atmósferas de sonidos llevando la mente hacia lugares solamente imaginados, también, como si este estímulo fuera poco, teníamos proyecciones de todo tipo. Ahora a esto tenemos que sumarle esta tremenda puesta en escena que termina de cerrar una idea, contextualizando de mejor manera su música. No sé exactamente hace cuanto tiempo que vienen brindando este tipo de shows, pero como para mí es algo nuevo lo tengo que resaltar y lo haré hasta el hartazgo.

La lista siguió con Paralexis, Hidrofobia y Sueño narcótico, entre otras. Luego se cerraron los telones para reaparecer quien sabe con qué plus.

Acá hago un paréntesis para hablar de la justeza de estos cuatro androides. Solo se puede llegar a este nivel de ejecución tras años de trabajo y profesionalismo. Pero hay algo que quiero resaltar, y es que, siendo también baterista, no puedo evitar mirar con total admiración a Walter Broide. ¡Cuánta técnica y cuanta sangre junta!

Cuando los telones reabrieron, una voz robótica anunció que se sumaban tres androides más al escenario. ¿“Surodótica”? ¿“Poseiculto”? El nombre es lo de menos. Poseidótica y Sur oculto compartiendo escenario es apocalíptico.

Juntos tocaron El áspero, y Niceto tembló con los graves de Teves y Martín Rodriguez, con las guitarras de Rua y Micelli, con los golpes de parches, platos y otros elementos percusivos de Broide y Borgna, y con las teclas de Arias.

Luego de esta aplanadora musical siguieron con El dilema del origen y El alma de las máquinas, para dar paso a otro invitado especial, que la voz robótica también presentó informando que iba a hacer un breve repaso por la historia.

Se trató de Ary Garay, quien se cargó la guitarra alzó la voz para homenajear a Led Zeppelin. (Error 404)


Este artículo fue publicado originalmente en Bateros argentinos.com. Parte del mismo se perdió en la infinita red.

 

 

 

 

 

miércoles, 2 de agosto de 2017

Los Antiguos - Cadena Perpetua - Bandera De Niebla en Niceto

 

Una fecha es un punto perdido en el tiempo de algún calendario, como una flecha al viento, sólo es posible recordarla si se la retiene. Retener es “tener” por segunda vez. Y bueno, eso trato de hacer acá. ¿Cómo puedo volver a traer eso que ya pasó? De la única manera que sé, recordando e imaginando, quizás construyendo eso pasado con la emoción del presente en el que escribo estas breves líneas.

Una fecha digna de ser recordada. Pero sólo por ella, porque quién recuerda no importa en este momento, sino lo que se recuerda. ¿Y qué recuerdo?




Como si el mundo conspirara contra mí, contra mí y muchos más, del otro día solo puedo recordar la noche. ¿Qué pasó? Una extraña niebla, antigua, como de cadenas que no daban respiro a las almas que rondaban por el reducto, entre sus paredes de espesa atmósfera y de bebidas que enaltecían no sé qué espíritu extraño entre todos, se armó una buena.

Tres bandas en un mismo lugar y en una misma noche. Espacio y tiempo conjugados en trinidad. No, no es un delirio teológico. Pero sí es de creer, porque lo que pasó digamos que rosa lo fantástico.

La noche del sábado 26 en Niceto. Bandera de Niebla, una banda que estimo mucho; Los Antiguos, una banda que no había visto en vivo, y Cadena Perpetua que tampoco los había visto pero que sabía que el momento iba a llegar. Tres bandas, una fecha, un lugar.

Como todo se da a su debido tiempo, y la expectativa siempre busca adelantarse a ello, la noche la abrió Bandera. Siempre pensé que a esos tipos ni fuerza ni destreza les falta, de hecho cuando salieron no dierón más que muestras de eso. “Pura pulenta” diría para buscar una síntesis que no diga más que todo lo que tengo que decir. Pero hay algo más. Bandera es una banda que considero tiene todo para romper todo, para hacerte saltar, cantar, y volver luego a seguir escuchando sus discos. Pero quizás un detalle, ese maldito detalle que me hace pensar que todavía falta algo. La gente, el público, eramos aún pocos. Supongo que es cuestión de tiempo el acostumbrarse a llegar para ver todo lo que hay que ver. Pues bien, Bandera es una banda que hay que ver. ¿Y por qué? Porque esos tipos curtidos ya, saben. Y saben cómo hacer las cosas. Esta vez, superó con mucho la última vez que los vi. Repito, pura pulenta. Algo extraño empezó a desatarse. Pareciera que hay algo de la mística de su nombre en su puesta, en su estar ahí arriba. Bandera de Niebla. Eso hicieron. Cargaron el ambiente, prepararon el terreno, abrieron las puertas, el umbral por el que todos nuestros cuerpos cegados por el ruido y la furia salvaje del trueno y el relámpago pasaron hacía ese abismo arcaico, abismo antiguo que nos esperaba. Bandera de Niebla se las hicieron de médiums, chamanes de una extraña verdad que se asoma entre la distorsión y el grito.

¿Hacía dónde vamos? Ahí estaban esos gigantes, Los Antiguos… pero esta historia se la dejo a mi compañero…

X Jere Castro

 

Hablar de Los Antiguos para mí ya no es nada nuevo. Ya no me sorprendo viéndolos en vivo porque llegó a hacerse una costumbre. Incluso escribir sobre ellos es una costumbre, siendo esta la cuarta vez que lo hago en poco más de un año. Así que, esta vez fui con la única premisa de disfrutar de una fecha que solo en mi imaginación había estado, ya que, hace más o menos dos meses hablábamos con Nico, mi compañero de trabajo y amigo, que estaría bueno ir a ver a Cadena perpetua. A todo esto, yo le había hecho escuchar a Los Antiguos y él, recientemente había conocido a una nueva banda y estaba fascinado con ellos, hablo de Bandera de niebla.

No creo en milagros, dioses ni en políticos honestos, pero loco, tiene que haber sido alguno de estos factores los que primaron para que estas tres bandas se junten: La que yo sigo, la que mi amigo y Jeremías (colega del portal) siguen, y la que todos queríamos ir a ver por primera vez.

Es entonces que ahí estábamos los tres, listos para Los antiguos. Jere y Nico los iban a ver por primera vez, y yo, por primera vez me iba a dedicar solo a hacer pogo y corear las letras. Nada de tomar nota ni memorizarme la lista de temas. Cuando estaba a punto de empezar, le pasé mi mochila a Nico y me tiré de cabeza al pogo.

El inicio del show, como casi siempre, fue con el instrumental C.O.C. El Pato apareció minutos después con una botella de jugo de uva en mano y la euforia que se estaba acrecentando cual gráfico de la inflación, terminó por explotar.

A partir de acá se me mezcló todo en la cabeza. El whisky que calentó mi sangre esa noche no me deja recordar todo de manera cronológica, solo puedo nombrar algunas de las canciones que hicieron., como: Eslayer te va a matar, El inventor del mal, El hombre que no se puede ir, La culpa al viento, H.P.V, La gran campana y la canción más manija de todas, esa que sirve para diagnosticar pechofríos: Hecho a mi medida.

Además de toda esta música, el Pato siempre nos deja mensajes, agradecimientos y hasta hace algunos chistes. Pero no recuerdo nada de todo lo que dijo, solo recuerdo cuando se sumó a la lucha, pidiendo por la aparición con vida de Santiago Maldonado. Cosa que también habían hecho los Bandera de niebla, y más tarde también harían los Cadena perpetua.

 

Pasamos directamente a la tercera parte de esta crónica.

Luego del pogo viene la calma. Y así fue (solo de mi parte, claro) ya que Cadena perpetua no es una banda que sigo y de la cual conozco pocas canciones. Pero el respeto y la admiración que tengo hacia ellos son suficientes para plantarme ahí y presenciar su show con toda mi atención.

Entre las canciones que pude reconocer estaban: Dispara, Violencia y Panorama. Serán simples canciones para mí y para los que fueron a ver a otra banda y se quedaron hasta el final, pero no lo son para su fiel público. Ellos las sienten como propias, las cantan como si se tratase de un himno, se identifican con las letras y hacen catarsis coreando y saltando en cada interpretación. Yo recién llegado el final pude sentirme libre de sentir, valga la redundancia, lo mismo que todos ellos, dejándome llevar por el pogo y por la profundidad de la letra. Fue esa canción que entre sus líneas encierra un hermoso mensaje: Si me ves.

“Moriré por la paz, porque al mundo lo intente cambiar. Como ves, sigue igual, pero no me resigne a soñar… a soñar”

 

¡Qué noche, Teté! Noche que dos décadas atrás hubiera sido imposible de imaginar, gracias la futbolización del Rock y las divisiones que esto trajo: Si pertenecías a una movida, mejor ni te acerques a la del frente, ni a la del costado, porque eras un vendido/careta/grasa y mil etcéteras más. Hoy se nota que crecimos como sociedad (hablando pura y específicamente de este aspecto). El aguante, el respeto y la camaradería ya no se ven limitados ni obstaculizados por géneros musicales, ahora son un todo que alimentan la cultura del país, esa que puede salvarnos de los garcas de turno que siempre nos quieren vender pescado podrido.

En fin, gracias Bandera de niebla, Los Antiguos y Cadena perpetua por esta inolvidable noche. ¡Vamos por más propuestas como estas!


X Chuzzo


Este artículo salió publicado originalmente en Baterosargentinos.com

martes, 1 de agosto de 2017

Sauron detonó Club V. Sauron lo hizo de nuevo.

 

Si la noche del 29 de Julio hubiese caído a Club V cual paracaidista, no me hubiera costado demasiado tiempo darme cuenta de quién podría llegar a tocar. ¿El motivo? Entre el público, que por cierto llenó cada rincón del recinto, había muchísimos músicos. Entre ellos, por ejemplo, pude reconocer a integrantes de Pulpo negro, Poveglia, Güemes, Katalepsia, Sutrah, Barbarie, Malicia, Camiones en la casa, Poseidotica y Banda de la muerte. ¿Acaso esto significa algo? Claro que sí. Significa que, sea lo que sea que iba a pasar arriba del escenario, estaba a la altura de oídos bien entrenados y afilados. El público colmó el lugar religiosamente como cada vez que se presenta Sauron, incluso más. Porque créanme que se complicaba hasta ir a la barra a comprar algo para tomar.




Y ya que hablamos de tomar, podría decir que Sauron es el trago perfecto para el invierno: Son como un Whisky añejo de 25 años que puede ser saboreado por cualquier paladar, pero que solo los mejores catadores podrán disfrutar al máximo su sabor y, dejando de lado las metáforas, su arte.

Como mencioné antes, Club V está repleto y clama, suspira, late por la legendaria banda.

Los primeros en aparecer en el escenario, mientras sonaba Stranger in the night, de Sinatra, fueron Hernán Zicarelli (Bajo) y Claudio Fazio (Batería). Luego fue el turno de JB Larralde (Guitarra).

Aproximadamente a la una de la madrugada apareció El pato Larralde con un vino en mano y luciendo unos lentes, por los que más tarde bromearía al pedir perdón:

“Es que me quiero parecer al cantante de Los Antiguos”

Una vez terminado El árbol caído II (El color que cayó del cielo), canción con la cual suelen abrir sus presentaciones, siguieron con La luz mala (Sobrenatural) y después metieron tres al hilo de uno de sus mejores discos, editado hace nada menos que diez y ocho años: El color que cayó del cielo.

Dichas canciones fueron Madura el limón, la segunda fue la que le da el nombre al disco, y la tercera es una que, según palabras del Pato, hace mucho que no tocaban: Al conocerse.

Como es costumbre, El pato le dedicó unas palabras al público presente y agradeció por llenar el recinto.

Así como hicieron un breve repaso por su segundo disco, ahora es momento de llevar los oídos de los viejos seguidores al 2009, año en el que se editó su cuarta y muy bien criticada placa, La guerra del fuego.

Las canciones de fueron los tracks 1, 5 y 7. Mis demonios, El cuento del fin del mundo y Niño lobo, respectivamente.

Las luces del escenario se apagaron y las piezas sobre el mismo comenzaron a moverse. Los músicos subieron a tomar un respiro mientras que el público aprovechó esos minutos de receso para acercarse a la barra.

En esta parte aprovecho para sumar mi experiencia al ver a esta banda por quinta vez. Como siempre, me mantengo un tanto aislado, pero cerca de todo, alerta. Estoy ahí, medio oculto, camuflado y preparado para escuchar las críticas y las opiniones variadas del público. Más allá de que la gran mayoría de la gente era público habitual de Sauron, habían otros que no. Como por ejemplo esa persona que llevó a un amigo al cual le daba todo tipo de detalles sobre cada canción que iban tocando.

“Esta canción tiene como veinte años” “Esta es un himno”

Por otro lado, estaban los que más la agitaban al sentir las canciones y las interpretaciones bien a flor de piel. Los que gritaban canalizando tanta euforia y los que debatían casi filosóficamente sobre el show y sobre la extensa trayectoria del cuarteto.

En la segunda parte del show, hicieron un repaso más exhaustivo pasando por toda su discografía. Desde Cruces y Mensajes del viento, de su disco debut, allá por 1997, hasta Esos tipos y A la distancia, canciones que serán parte de su próximo disco Los ojos del cuadro. No si antes pasar por su, hasta el momento, último disco El último árbol sobre la tierra, con dos canciones como La mueca del dominante y Humo eléctrico, y por La guerra del fuego, con Pus de león y Conjuro.

Fueron un total de 16 canciones. 2 de su disco homónimo (1997), 4 de El color que cayó del cielo (1999), 1 de Sobrenatural (2003), 5 de La guerra del fuego (2009), 2 de El último árbol sobre la tierra (2012) y 2 canciones hasta el momento inéditas, más allá de que las vienen tocando desde fines del año pasado. Justamente antes de retirarse del escenario, El pato se refirió a esto:

“Nos vemos en la próxima, si Dios quiere, con disco nuevo”

 

Sauron colmó club V. Sauron lo hizo de nuevo.



Este artículo fue publicado originalmente en Bateros argentinos.com