Según la RAE, el lenguaje es la “Facultad del ser humano de
expresarse y comunicarse con los demás a través del sonido articulado o de
otros sistemas de signos”. Partiendo de este punto, si uno se adentra en el
universo de Le temps, no será para
nada difícil darse cuenta que esta joven banda formada en el 2016 lleva el
lenguaje a otro nivel, especialmente si escuchamos y sentimos su segundo disco Incuria. Y es que no se trata de un
disco más. Se trata de una gran obra de arte conceptual que te atrapa y te envuelve,
atando tus sentidos para llevarlos por un viaje introspectivo hacia una zona
oscura, desoladora y abandonada, pero a su vez enérgica y revitalizante. Confuso
¿No? Bueno, prepárate para este viaje, porque de eso se trata Incuria, de
cuestionártelo todo, de preguntarte qué es lo que estás sintiendo, de tatuarte
en la cabeza una simple interrogante: ¿Quién soy?
La fiesta que a continuación voy a describir con palabras
contó con una banda invitada cuyo “norte” se encuentra bien marcado y a una
distancia tan larga como exitosa. Por ese camino están transitando los pibes de
Gurí, una tremenda banda con un
sonido impecable: clásico pero moderno, y autóctono pero con tintes de Rock
Californiano. En donde no tienen contrastes en la potencia.
Creo que cometería un error al hablar de ellos y de su show
acá. Creo que merecen un artículo completo y no uno o dos párrafos. Para ello
tengo que ir a verlos y dedicarles las palabras que sean necesarias. Me lo
plantearé como un objetivo a corto plazo.
Volviendo al Roxy, no caben dudas de que este trío preparó a
la gente para lo que se estaba por venir. Pasó Gurí dejando el aire cargado de
potencia y melodía, se viene Le temps.
Se abrieron los telones del Roxy y, fiel al disco, el show
no comenzó con música, sino con una interpretación dramática llevada a cabo por
Mariana Haedo. Si bien fue una
versión resumida del disco, el efecto que generó fue el mismo: plantarte interrogantes
en la conciencia para que la música y la poesía se encarguen del resto.
Ahora sí, Sergio
(Guitarra y voz), Matías (Batería y
coros) y Vane (Bajo y coros)
salieron de las sombras y ocuparon sus lugares.
-
¡¡Buenas
noches!! – Saludó la voz del trío, a lo que el público respondió con una
ovación.
Acto seguido Matías marcó el tempo en el hi hat y así
comenzó Aprendí a estar solo, una
canción que comienza con un sonido potente, pero que al momento de cantar la
primera línea la melodía adquiere un tono inocente, tal vez con la intención de
trasladarnos a nuestra niñez. Esta apreciación tiene más sentido si le
prestamos atención a la letra.
“Uno de niño siempre
busca su lugar…” “Nos enseñaron a siempre todo aceptar, como ovejas eran sus
mentes”
Luego la canción toma un giro, pero para eso ya es necesario
escucharla. Especial atención al solo de guitarra: no hay desperdicio.
El sonido que tiene esta banda ya no me sorprende, pero
claro que en algún momento sí lo hizo, como aquella noche en la que los conocí
en vivo (Crónica de aquella fecha Acá)
Luego de este comienzo tan enérgico fue el turno de la
canción del momento, cuyo videoclip está girando por todos lados, recién
salidito al mundo. Hablo de La soga.
Cuando llegó el momento del puente musical salió al
escenario una misteriosa figura femenina con un antifaz y pelo de color rosa
fluorescente para interpretar este pasaje mediante una danza. Estos detalles
son los que agigantan la figura de Le temps, pero tranquilx que esto recién
empieza.
“Queremos agradecerle
a nuestra invitada especial Ceel
Bloodist estamos muy contentos que salió nuestro segundo disco. Vamos a
tocar muchos temas nuevos asique esperemos que se los hayan aprendido”
Tras solucionar unos leves problemas con la guitarra continuaron
con Gusto a nada, una canción que
sobrecargó de energía a todo el público que, a estas alturas, además de corear
las letras y bailar, ya había filmado, captado fotos y compartido decenas de
historias de Instagram.
¿Qué puedo decir de la canción que viene ahora? Para todo
aquel que escuchó el disco no será ninguna novedad mencionar el hecho de que Le
temps se destaca por tener hermosas melodías, un sonido excelente e
interpretaciones magistrales, por eso me dirijo a todxs quellxs que aún no lo
hicieron y además lxs invito a escucharlo. Pero a no conformarse con eso,
porque este trío ofrece mucho más en un show en vivo: energía, la puesta en
escena que vengo mencionando, pasión y sentimiento, mucho sentimiento, como el
que transmite la siguiente canción: Finalmente
te explicaré por qué.
Otra vez hay problemas con la guitarra. Sin embargo, este no
es impedimento para sumergirnos a todxs en esta memorable obra de ocho minutos
de duración, que bien podría durar quince minutos y no me aburriría.
Comienza el punteo de guitarra que se fusiona perfectamente
con las notas graves de Vane y los finos detalles de platillos de Matías. De
entrada, ya te das cuenta que esta balada, en su mantra y en su propio clímax, te
va a erizar los pelos y anudar la garganta.
“No pertenezco a
ningún lugar, solo así podría terminar” Grita Sergio desgarrando la voz.
En Tan diferente,
además de la ejecución instrumental de estos tres monstruos, Sergio nos da muestra de su gran rango vocal,
especialmente de lo alto que puede llegar.
“¡Gracias! Ahora vamos
a tener una invitada. Ella es Güada (Guadalupe
Amparo) de las Horrorwhite”
Luego de recibirla con aplausos y de que ocupe su lugar
frente a un hermoso piano, lookeada al estilo gotico, Sergio prosiguió:
“Muchos de los temas
es la primera vez que los tocamos así que espero que les estén gustando. Este
se llama Arruinado”
Sin dudas que este fue uno de los momentos cumbre de la
noche. Si bien Le temps se caracteriza por componer canciones enérgicas,
poderosas y hasta bailables, esta se trata de una balada. Una balada con un
piano que Guadalue ejecuta a la perfección, como si fuese una extensión más de
su cuerpo. Si, las baladas bien hechas me pueden.
Al momento de tocar Fantaseo
con mi muerte, Sergio presentó a un nuevo invitado.
“Ahora va a subir
Claudito a bailar un poco. Y ustedes tienen que bailar también”
Claudito es Claudio
Luzero, el bailarín más reconocido del Roxy. Al igual que el resto de la
gente, él interpreta la música y baila canalizando su pasión, la única
diferencia radica en que a su vez él hace de su baile un show.
La borrachera es
tal vez el tema más manijero del
disco. Y fue, además, la canción donde tuvo gran protagonismo el público, a
quién Sergio le cedió la voz para corear:
“La borrachera está
hasta acá, por más que quiera no te puedo olvidar, uooh uooh”
Aparentemente llegó el momento de dar cierre a esta tremenda
noche. Pero no. El trío amagó con abandonar el escenario, pero la gente pedía,
exigía una más. Y así fue. Esta fue la noche de Incuria, pero no por eso iban a
dejar de lado a Pastillas para amar
mejor (2017), su primer disco, el cual da inicio a este universo. El punto
final vino de la mano de La sangre del
diablo.
“Ahora sí, eso fue
todo”
La gente, luego de darlo todo sabiendo que se trataba del
cierre, seguía pidiendo más, pero por esta noche el objetivo estaba más que
cumplido. El mensaje había sido emitido por el trío y recibido por todxs lxs
presentes, incluidxs una gran cantidad de fotógrafxs que retrataron cada
momento.
La ovación final demuestra muchas cosas. Estamos en tiempos
en los que la buena música por sí sola no es garantía de éxito: hay que
trabajar mucho, hay que ser profesional, pero por sobre todo hay que ser
generosx y humilde.
Que un artista o banda pueda llevarte a lo más alto, al
punto máximo de euforia y pasión, pero que también te lleve bien abajo, a lo
profundo de vos mismx, significa que el lenguaje musical va mucho más allá de
la melodía, el pulso y el ritmo, significa que hay ondas sensoriales que están
calando muy hondo y están estimulando algo más que tu cerebro. Le temps lo
entendió todo, y también lo supo llevar a cabo a la perfección.
Este artículo salió publicado originalment en Bateros argentinos.com
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