Pareciera que se ha convertido en una necesidad primordial
el hecho de tener que erradicarse en Buenos aires para hacer carrera en la
música con el fin de vivir de ella. Por momentos pareciera que no hay otra
alternativa. Lo cierto es que sí la hay, pero claro, el camino no es para nada
fácil y requiere de inversión tanto monetaria como de tiempo, y también
requiere un gran esfuerzo y mucha garra. Hay que construir puentes, rutas, lazos.
Hay que burlar las distancias. Hay que enfocar la energía en lo que te genera
real satisfacción. Hay que dedicarle la vida a lo que te da esa razón para
vivirla. Esta reflexión me encontró escribiendo este artículo, que se trata de
una reseña de lo que se vivió el Sábado 4 de Mayo en Villa Constitución, Santa
fe, donde lxs trabajadorxs de este portal viajamos para hacer música y compartir
una noche memorable junto a algunxs amigxs que estaban ahí aguardando concretar
este encuentro.
El puente que se construyó en este caso unió Capital federal
con San Nicolás de los Arroyos, con Villa Constitución.
Las bandas que participaron fueron cuatro: Dos de Santa fé (Fungo tartufo y Riel) y dos de Buenos aires (Poveglia
y Hombre máquina antisistema)
No es lo ideal que quien haya participado de la fecha
tocando sea quien escriba la reseña de lo allí vivido, pero hay varios motivos
que me obligan a hacerlo. Primero, se trata de la primera vez que tocamos fuera
de Capital Federal, y nada más ni nada menos que en otra provincia y junto a
nuestros hermanos y referente de Poveglia. Pero no solo eso: una vez que
llegamos a La posada de los muertos descubrimos que había varios factores más
que nos daban la pauta que esta noche iba a ser maravillosa. Vale destacar el
trato que recibimos por parte de German y Dolores, padre e hija, quienes se cargan
este hermoso lugar al hombro. Y remarco lo de “hermoso lugar”, porque es
difícil aburrirte ahí adentro, con tanto para ver: desde flyers de fechas,
cuadros de bandas, hasta un gran cuadro con decenas y decenas de entradas de
recitales, en su mayoría de Heavy metal. Si a esto además le sumamos dos
proyectores, mesas de pool en el primer piso, una barra hermosa, y buena comida
y birra a precios razonables, es difícil que no te enamores de La posada de los
muertos.
El amplio escenario, que en unas horas iba a explotar de
música para todos los gustos, se encuentra en un rincón, frente a una ventana
que da a la calle. Y ya que estamos ubicados afuera y aprovechando que no lo
mencioné, el cartel de “La posada de los muertos” se puede ver desde casi dos
cuadras. Cuando nos acercamos nos encontramos con mesas recicladas para tomar
algo al aire libre y las puertas abiertas, que te invitan a pasar.
La banda encargada de dar comienzo a la música en vivo fue
el quinteto instrumental Fungo tartufo, quienes además hacían su primera
presentación en vivo. Justamente por tratarse de su debut en vivo uno no esperaba
que suenen tan impecable como sonaron. Pero desde el vamos podía notarse que
estaban bien preparados, además de estar bien equipados también. El viaje
musical que propusieron fue más que bien recibido por todxs y ya se vislumbra
que el camino para este quinteto está bien marcado.
Fungo tartufo se conforma con Edu Marin, en la batería; Santiago
Magni, en la guitarra; Francisco
Filace, en las teclas; Ernesto
Errecalde, en la guitarra, e Ignacio
García, al mando del bajo.
La siguiente banda fue la recontra conocida de este portal:
Poveglia, quienes debutaban en la provincia de Santa fe y lo hicieron con un
show súper enérgico y cargado de adrenalina.
Pequeño detalle de color es que no venían ensayando.
Aparentemente esto repercute para bien en el trío, porque los incita a dar el
200% a pura garra y corazón.
Tocaron canciones tanto de su primer disco Yersinia pestis (2015), como del más
reciente Memento mori (2017). Si
bien los que conocemos a este poderoso trío esperábamos las que al menos para
mí son dos de sus mejores canciones (Memento
mori y Receptor kappa) nos
sorprendieron tocando algunas que hace años no escuchamos en vivo, como por
ejemplo Persecución.
Poveglia está conformada por Martol, en guitarra y voz, Saitam
Macrett en batería, y Diego Zaccara
en bajo y voz.
Siempre que toca Poveglia (o casi) llueve y esta vez no fue
la excepción. Por suerte la lluvia cesó temprano y la gente eligió salir de sus
casas para ir a disfrutar de una noche de música, tragos y amigxs. A esta
altura el lugar tenía todas las butacas y silla ocupadas y ya se comenzaba a
sentir el Thrash de Riel esperando explotar en el escenario.
Riel fue la segunda banda que jugó de local en esta noche y
vaya que sí se notó, ya que un grupo de seguidores se plantaron frente al
escenario a corear las letras, agitar la cabeza, hacer pogo y levantar el puño.
Riel se conforma con Nano
en la voz, Coyote en la guitarra y
los coros, Bruno Corvalán en la
batería y Jassiel Berton en el bajo,
y voz en una canción.
Su sonido, inmortalizado en sus dos discos editados: Anestesiados y Desembarco imperial, es un Thrash clásico, al estilo de Hermética,
con letras contestatarias y comprometidas socialmente, mucha furia hecha música
y lo más importante, mucha humildad.
De Hombre Máquina Antisistema, mi dúo, no puedo decir mucho
ya que no hay material grabado y recién estamos dando nuestros primeros pasos.
Los inicios de este dúo se remontan hacia diciembre del
2016, pero no fue hasta casi dos años después que se dio el debut oficial en
Noviembre del 2018. Está conformado por Nicolás
Roldan (Guitarra y voz) y Chuzzo
(Batería y voz).
Con respecto a esta fecha, la verdad que nos sorprendimos
por cómo nos recibieron y por como recibieron nuestra música. Más allá de los
aplausos y el respeto, hubo un grupo de gente que estuvo en todo momento frente
al escenario dándonos aliento y levantando el puño. Sin dudas es un lindo
recuerdo que nos traemos a Buenos aires y el cual nos obliga a volver algún
día, ya sea para tocar o compartir otra noche de música y hermandad desde donde
nos toque.
Más tarde, cuando la noche había llegado a su fin y solo
quedaba retratarla en fotos, me di el tiempo para pensar e interpretar ese
mensaje oculto que hay detrás de las palabras: Cuando la gente te hablaba tan
cálidamente, como si te conocieran de antes, entre líneas te estaban diciendo “Acá son bienvenidos” o “Vuelvan cuando quieran”. La buena
energía desbordaba el recinto, tanto por esto como por la música.
De esto se trata: de generar puentes. Puentes que van a
seguir abriendo el paso, aunque la ruta sea larga y cueste tiempo y plata. El
disfrute, la satisfacción de viajar para encontrarte con la misma buena energía
que uno trata de repartir, no tiene precio y no hay tiempo ni plata que sea una
perdida. Todo es una inversión para el arte y para el alma.
Este artículo salió publicado originalmente en Bateros argentinos.com
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