El triángulo es
un trío oriundo del Oeste del conurbano Bonaerense (Siempre me pregunté por qué
se toma a Capital federal como ombligo y punto de partida a la hora de referirnos
a otra ciudad o localidad). Nace en 2009 y se consolida finalmente un año
después. Está integrada por Santiago Pérez
en Guitarra y Voz, por Laureano Kraemer
Laballen en Bajo, y por Lui Ruiz
en Batería. En 2016 lanzaron Raíces,
su disco debut, y en 2018 lanzaron un Split (disco colaborativo) junto a Ambassador. Recientemente lanzaron al
mundo un nuevo disco, compuesto por diez canciones que pasan la hora de
duración. Algo poco común en estos tiempos de cambio, donde la distracción es
constante y los momentos de atención prolongados se vuelven casi una virtud
digna de apreciar por los jóvenes nacidos en el nuevo siglo.
Reseña por Chuzzo
El arte de tapa, obra de Agustín Murias (Marea negra)
me propone un viaje místico y tenebroso, la paleta de colores oscura y fría me
remite a los paisajes que tal vez podría habitar el ser mitológico Cthulu. Claro que esto es algo muy
subjetivo y que tal vez nada tenga que ver con la obra, pero eso lo veremos más
adelante.
El disco se llama La
fuga del color, lo que me remite a un cuento de HP Lovecraft (El color que
calló del cielo, casualmente es el creador de Cthulu) ¿Casualidad? ¿O una
simple interpretación mía?
Sin embargo, bajo toda esta oscuridad que me tramiten tanto
el arte de tapa como el nombre del disco, no se refleja cuando le das Play al
disco, lo que despeja las sospechas y confirma que lo anterior descrito fue
simplemente una interpretación mía.
La primera canción es Otro
día pasa (Aturdida), una obra musical compuesta solamente por instrumentos
de cuerda. Comienza con suaves y cálidos armónicos, y luego se suman unos
punteos de guitarra y un bajo, pero el clima no pasa de la calma durante sus
minutos de duración.
La canción número dos, La
fuga del color, es la que le da nombre al disco. Acá ya entramos en terreno
más conocido para los que escuchamos el anterior material de El triángulo,
llamado Raíces y editado en 2016.Se
trata de una canción con mucho Groove y con unas líneas de bajo que al menos
para mí son las grandes protagonistas.
Con Gritos nos
metemos de lleno en el rock progresivo que propone el trío, con una contundente
base rítmica, una guitarra jugando con escalas y métricas que van mutando. Y
cómo no mencionar los altos en la voz de Santiago, recordándonos a Cedric Bixler-Zavala de The mars volta. La canción termina con
un Breakdown con el sello propio de la banda. ¡Exquisito!
En Un boceto,
vuelven las cuerdas, las melodías y las notas cálidas que oímos en la canción
que abre el disco, pero esta vez se le suman percusión y voz. Podría describirlo
como un tema bien Spinetteano, de esos que transmiten una inmensa calma. Más
adelante en la canción entra una suave distorsión, tal vez un efecto de
Overdrive, que rompe un poco la calma, pero nos mantiene inmersos en el mismo
clima.
Otro día pasa comienza
con ritmos folclóricos, de Chacarera, pero a un tempo bajo y con un nuevo elemento:
una voz femenina a cargo de Sabrina
Gorosito (Oncófago) que armoniza
perfectamente junto a una voz grave. En medio del tema, tras subir levemente la
intensidad y el volumen del colchón musical, la voz de Sabrina se eleva bien alto y juega a dibujar melodías
en el aire dándole un toque épico a esta canción de casi nueve minutos de
duración.
Vacío, Persiguiéndome y Las sobras siguen más o menos la misma línea que Gritos, Remontándonos a el Rock y el Metal
de los años 70, más una buena dosis de Funk y una muestra de virtuosidad
impresionante. La perfecta sinergia que este trío demuestra nos lleva desde
bases Stoner, hasta ritmos propios del Funk, en gran medida propuestos por el
bajo, pero también por la guitarra.
Otro día pasa
(Somnolienta), canción que cierra la trilogía, la tercera parte de la obra
dentro de la obra, te hace viajar con el solo de guitarra del comienzo. También
se aprecia una dosis de ritmos folclóricos, pero en menos medida que en Otro día pasa.
Al igual que en la canción que abre el disco, no cuenta con
letra y propone un viaje musical cargado de calma, con un toque de épica en el
mencionado solo.
Con dos golpes en el hi hat y un posterior redoble de
batería comienza la última canción del disco, llamada Río muerto. Acá la propuesta es clara, mostrar durante los catorce
minutos que dura, todo lo que la banda te puede dar. No dejan de notarse las
influencias Sabbatheras del trío, como también la influencia de la interminable
obra musical de Luis Alberto Spinetta,
desde lo más pesado hasta lo más melódico y experimental de este autor. Son
catorce minutos cargados de puro riffs, redobles y cortes de batería, bruscos
cambios de climas, suaves melodías y notas vocales, más los infaltables solos
de guitarra con tintes por momentos épicos y por momentos sensuales (Calate ese adjetivo)
Seguir o despertar
el amor se muere en
esas hojas
Continuar, desgarrando
la carne de uno
Rezan los últimos versos de un disco que dará que hablar en
los meses que vendrán.
Finalmente, tras escuchar el disco completo y adentrarme en sus letras, tengo que decir que la oscuridad que transmite el arte de tapa y que al menos yo no escuché en la música, lo podemos encontrar en una medida en la lírica. Ocho de las diez canciones tienen letra, y en ellas podemos encontrarnos con viajes introspectivos entre poesía y paisajes naturales, con nuestra relación directa con el entorno y con nuestras virtudes, o con nuestros defectos enmascarados y los conflictos que estos nos generan. La finalidad de este viaje hacia el interior del mismo ser tiene como hilo conductor un racional cuestionamiento y una búsqueda insaciable de respuestas y de las preguntas correctas que nos llevan a ellas.
Finalmente, tras escuchar el disco completo y adentrarme en sus letras, tengo que decir que la oscuridad que transmite el arte de tapa y que al menos yo no escuché en la música, lo podemos encontrar en una medida en la lírica. Ocho de las diez canciones tienen letra, y en ellas podemos encontrarnos con viajes introspectivos entre poesía y paisajes naturales, con nuestra relación directa con el entorno y con nuestras virtudes, o con nuestros defectos enmascarados y los conflictos que estos nos generan. La finalidad de este viaje hacia el interior del mismo ser tiene como hilo conductor un racional cuestionamiento y una búsqueda insaciable de respuestas y de las preguntas correctas que nos llevan a ellas.
El triángulo es: Santiago
Pérez (Guitarra y Voz), Laureano
Kraemer Laballen (Bajo) y Lui Ruiz
(Batería)
Grabado en Estudio
Cuzco por Facundo Salerno
Mezcla y Mastering por Facundo
Salerno
Productor: German
Sven Eiras Nordenstahl
Arte de tapa: Agustín
Murias "Marea Negra"
Si querés escuchar el disco en Bandcamp Clickeá acá
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