Casi diez minutos antes de las 20 hs, con un clima hermoso (Frío y lluvia), llegué hasta las inmediaciones del estadio Malvinas argentinas. Allí se iban a presentar, en el marco de la gira que presenta su último disco The serenity of suffering, unos de los pioneros del Nü metal: KoЯn.
Debido a que nunca suelo llegar muy temprano a los recitales
no estoy acostumbrado a ver filas de gente muy extensas. Esta, sin dudas, fue
la más extensa de todas (Casi de tres cuadras). Y se supone que las puertas
deberían haber abierto hace una hora.
Encima hacía frío y, por ende, la gente estaba un poco impaciente. Y ni hablar de los seguidores de A.N.I.M.A.L que se perdieron su show.
A todo esto, tengo que sumarle un dato de color, un dato que
me hace quedar como un boludo o un colgado… o ambas cosas. Después de veinte
minutos de estar en la fila para ingresar a campo me llama mi amigo Nico, con el que
me iba a encontrar, para preguntarme en donde estaba.
- En la
fila – Le respondo.
Como no me encontraba, me preguntó - Para platea ¿No?
- No,
no. Para campo
Y la conversación terminó con el algo sorprendido, o mejor
dicho confundido porque creía que yo había sacado para platea (la entrada más
barata).
Su confusión me hizo dudar. Entonces miré mi entrada y sí,
efectivamente decía PLATEA. A todo esto, ya había perdido casi media hora en la
fila que no me correspondía.
De esta demostración de boludez por mi parte, pasamos a la
demostración de… ¿Inoperancia? ¿Imprudencia? Por parte de la organización.
Como el ingreso se había demorado mucho, los de seguridad parecía
que te cacheaban haciendo Reiki.
Una vez que sorteamos el cacheo llegamos hasta la puerta de
ingreso, en la que uno de seguridad te mandaba para otro lado. Finalmente
llegamos a la puerta que se transformó en un embudo por el que la gente se
exprimía para pasar. Por momentos parecía que estábamos por ver un partido de
fútbol o entrando en el tren en hora pico.
Subir esas escaleras fue casi una odisea. Llegué a enojarme
un poco cuando vi a la gente sentada que observaba a la gran masa deforme de
personas tratando de ingresar.
- ¡Es platea de pie! ¡Párense y hagan lugar! – Les grité como tres
veces hasta que algunos me dieron bola.
Lo importante es que logramos pasar sin perder la virginidad y nos acomodamos donde había una valla, lo más cerca del escenario posible.
Más o menos a las 21:40 hs se apagaron las luces. El primero
en ingresar fue Ray Luzier, el
enérgico baterista que ingresó a la banda en el 2007. Fue seguido después por James “Munky” Shaffer, Brian “Head” Welch, Tye Trujillo, reemplazando a Fieldy y, finalmente, Jonathan Davis.
Casi cuatro años después Korn volvía al mismo escenario que
aquel Martes de Octubre.
Sin mediar palabras
iniciaron su presentación bien al palo, con Right now (Take a Look in
the Mirror) y siguieron con Here to stay (Untouchables).
Luego del saludo de Jonathan y de la eufórica respuesta de la gente,
siguieron con la primera presentación del disco: Rotting in Vain.
Tras ajustar algunas perillas el sonido ya era impecable y la
voz de Davis se escuchaba muy bien.
Somebody Someone (Issues), Word Up!
(Cameo cover)
y más tarde Coming Undone (See you on the other side), esta última
con un pequeño fragmento de We will rock you, de Queen, nos trasladaron a todos hacia nuestra adolescencia, antes de
Insane, la segunda presentación
del último disco.
Acá quiero hacer una breve pausa para
remarcar lo diferente que se ve todo desde la platea. Salvo dos excepciones
siempre fui a campo, en donde está el pogo, el mosh y el verdadero agite. Pero
esta vez me vi obligado a comprar la entrada más barata.
Desde la platea pude ver esa “gran sábana
agitándose” que había descrito Eddie
Vedder luego de aquel recital en Ferro. Pude ver perfectamente cómo se
armaban las rondas, el pogo y todo. Pero lo más importante es que pude apreciar
mejor el sonido y la puesta en escena al estar más tranquilo desde mi lugar.
La lista siguió con Y'All Want a
Single
(Take a look in
the mirror) y Make Me Bad (Issues).
Llegó el momento de hablar de él. Hace
algunos días fue tendencia cuando se supo la noticia de que reemplazaría a
Fieldy en la gira por Sudamérica. Hablamos del hijo de Robert Trujillo, Tye Trujillo.
El purrete de apenas doce años de edad
demostró una solidez tremenda, superando al propio Fieldy… No, mentira. Dejemos
de hacer demagogia al pedo. Volviendo a hablar en serio, el pibe demostró que
más que futuro ya es presente, tanto por la ejecución de su instrumento como
por sumar para la tremenda puesta en escena, revoleando los pelos y cabeceando
a más no poder.
En un momento la gente empieza a corear
“Trujiiilo Trujiiiilo”. Y estoy seguro de que el pibe no entendió nada. Claro,
aún no nos conoce.
En
Shoots and
Ladders (Korn)
homenajearon a Metallica, tocando un
fragmento de la que para mí es su mejor obra: One.
Luego de esto siguió el tremendo, terrible,
sorprendente y admirable solo de Ray. Una gran demostración de técnica y sangre
en las venas tremenda.
Para los seguidores de la primera época
siguieron con Blind, otra del primer disco, y
luego dos de Life is Peachy: Twist
y Good God.
El
tiempo se pasó volando y eso, sumado a que el show era muy corto, llegamos
hasta el “Encore”
En la reanudación, las posibilidades no eran
muchas. Supuse que faltaban tres canciones más, pero al final fueron solo dos,
quedando A.D.I.D.A.S y Did my time afuera.
La elegidas entonces fueron Falling Away
From Me, de Issues
y Freak on a Leash, de Follow the Leader.
Un gran cierre con dos grandes himnos de Korn
y del Nü metal en general.
Hace tiempo que les perdí el rastro, pero no
por eso me iba a privar de recargarme de nostalgia al revivir aquella hermosa
época de la adolescencia en la que, por ejemplo, Mtv pasaba música y en la que
Head aún era un pecador de alma impura.
Este artículo fue fue publicado originalmente en Bateros argentinos.com (2017)
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