viernes, 28 de abril de 2017

Korn pasó por el Malvinas Argentinas en una noche fría y caótica, pero hermosa.

Casi diez minutos antes de las 20 hs, con un clima hermoso (Frío y lluvia), llegué hasta las inmediaciones del estadio Malvinas argentinas. Allí se iban a presentar, en el marco de la gira que presenta su último disco The serenity of suffering, unos de los pioneros del Nü metal: KoЯn.


Debido a que nunca suelo llegar muy temprano a los recitales no estoy acostumbrado a ver filas de gente muy extensas. Esta, sin dudas, fue la más extensa de todas (Casi de tres cuadras). Y se supone que las puertas deberían haber abierto hace una hora.

Encima hacía frío y, por ende, la gente estaba un poco impaciente. Y ni hablar de los seguidores de A.N.I.M.A.L que se perdieron su show.

A todo esto, tengo que sumarle un dato de color, un dato que me hace quedar como un boludo o un colgado… o ambas cosas. Después de veinte minutos de estar en la fila para ingresar a campo me llama mi amigo Nico, con el que me iba a encontrar, para preguntarme en donde estaba.

 - En la fila – Le respondo.

Como no me encontraba, me preguntó - Para platea ¿No?

 - No, no. Para campo

Y la conversación terminó con el algo sorprendido, o mejor dicho confundido porque creía que yo había sacado para platea (la entrada más barata).

Su confusión me hizo dudar. Entonces miré mi entrada y sí, efectivamente decía PLATEA. A todo esto, ya había perdido casi media hora en la fila que no me correspondía.

 

De esta demostración de boludez por mi parte, pasamos a la demostración de… ¿Inoperancia? ¿Imprudencia? Por parte de la organización.

Como el ingreso se había demorado mucho, los de seguridad parecía que te cacheaban haciendo Reiki.

Una vez que sorteamos el cacheo llegamos hasta la puerta de ingreso, en la que uno de seguridad te mandaba para otro lado. Finalmente llegamos a la puerta que se transformó en un embudo por el que la gente se exprimía para pasar. Por momentos parecía que estábamos por ver un partido de fútbol o entrando en el tren en hora pico.

Subir esas escaleras fue casi una odisea. Llegué a enojarme un poco cuando vi a la gente sentada que observaba a la gran masa deforme de personas tratando de ingresar.

- ¡Es platea de pie! ¡Párense y hagan lugar! – Les grité como tres veces hasta que algunos me dieron bola.

Lo importante es que logramos pasar sin perder la virginidad y nos acomodamos donde había una valla, lo más cerca del escenario posible.

 

Más o menos a las 21:40 hs se apagaron las luces. El primero en ingresar fue Ray Luzier, el enérgico baterista que ingresó a la banda en el 2007. Fue seguido después por James “Munky” Shaffer, Brian “Head” Welch, Tye Trujillo, reemplazando a Fieldy y, finalmente, Jonathan Davis.

Casi cuatro años después Korn volvía al mismo escenario que aquel Martes de Octubre.

Sin mediar palabras iniciaron su presentación bien al palo, con Right now (Take a Look in the Mirror) y siguieron con Here to stay (Untouchables).

Luego del saludo de Jonathan y de la eufórica respuesta de la gente, siguieron con la primera presentación del disco: Rotting in Vain.

Tras ajustar algunas perillas el sonido ya era impecable y la voz de Davis se escuchaba muy bien.

 Somebody Someone (Issues), Word Up! (Cameo cover) y más tarde Coming Undone  (See you on the other side), esta última con un pequeño fragmento de We will rock you, de Queen, nos trasladaron a todos hacia nuestra adolescencia, antes de Insane, la segunda presentación del último disco.

Acá quiero hacer una breve pausa para remarcar lo diferente que se ve todo desde la platea. Salvo dos excepciones siempre fui a campo, en donde está el pogo, el mosh y el verdadero agite. Pero esta vez me vi obligado a comprar la entrada más barata.



Desde la platea pude ver esa “gran sábana agitándose” que había descrito Eddie Vedder luego de aquel recital en Ferro. Pude ver perfectamente cómo se armaban las rondas, el pogo y todo. Pero lo más importante es que pude apreciar mejor el sonido y la puesta en escena al estar más tranquilo desde mi lugar.

 La lista siguió con Y'All Want a Single (Take a look in the mirror) y Make Me Bad (Issues).

Llegó el momento de hablar de él. Hace algunos días fue tendencia cuando se supo la noticia de que reemplazaría a Fieldy en la gira por Sudamérica. Hablamos del hijo de Robert Trujillo, Tye Trujillo.

El purrete de apenas doce años de edad demostró una solidez tremenda, superando al propio Fieldy… No, mentira. Dejemos de hacer demagogia al pedo. Volviendo a hablar en serio, el pibe demostró que más que futuro ya es presente, tanto por la ejecución de su instrumento como por sumar para la tremenda puesta en escena, revoleando los pelos y cabeceando a más no poder.

En un momento la gente empieza a corear “Trujiiilo Trujiiiilo”. Y estoy seguro de que el pibe no entendió nada. Claro, aún no nos conoce.

En Shoots and Ladders (Korn) homenajearon a Metallica, tocando un fragmento de la que para mí es su mejor obra: One.

Luego de esto siguió el tremendo, terrible, sorprendente y admirable solo de Ray. Una gran demostración de técnica y sangre en las venas tremenda.

Para los seguidores de la primera época siguieron con Blind, otra del primer disco, y luego dos de Life is Peachy: Twist y Good God.

 El tiempo se pasó volando y eso, sumado a que el show era muy corto, llegamos hasta el “Encore”

En la reanudación, las posibilidades no eran muchas. Supuse que faltaban tres canciones más, pero al final fueron solo dos, quedando A.D.I.D.A.S y Did my time afuera.

La elegidas entonces fueron Falling Away From Me, de Issues y Freak on a Leash, de Follow the Leader.

Un gran cierre con dos grandes himnos de Korn y del Nü metal en general.

Hace tiempo que les perdí el rastro, pero no por eso me iba a privar de recargarme de nostalgia al revivir aquella hermosa época de la adolescencia en la que, por ejemplo, Mtv pasaba música y en la que Head aún era un pecador de alma impura.



Este artículo fue fue publicado originalmente en Bateros argentinos.com (2017)

 

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