18 de octubre
3:05 hs
A pesar de
tener la certeza de que no voy a ganar, comparto el flyer del Club de la muerte tour.
19 de
octubre 18:32 hs
Llego del
laburo y me conecto a Internet. Tengo un mensaje. Abro la casilla y veo que me
había escrito Nico Foresi, bajista de
Banda de la muerte, comunicándome que
había ganado La timba de la muerte.
19 de
octubre 18:33 hs
Me dirijo a
la cocina. Pongo a calentar agua. Espero que hierva y me la vuelco en la mano…
No, no estaba
soñando. ¡Sí, gané la entrada!
Me acerco a
la boletería de Uniclub con la
incertidumbre de no saber si esta vez iba a poder entrar por lista. Saludo al
boletero y le digo que había ganado una entrada en La timba de la muerte. Acto seguido le deletreo mi nombre. Él
ojea una lista impresa y en seguida, por su gesto, me doy cuenta de que no
estoy anotado. Resignado, saco la billetera decidido a invertir los pocos pesos
que había guardado para la birra, cuando el boletero revisa en su celular y sin
mediar palabras imprime el ticket y me lo da. ¡Atroden! Por estas cosas uno vuelve a creer en la humanidad.
Una vez
adentro, me acerco a comprar los tan esperados calcos de Montañas. Pregunto cuanto salen y, no sé bien porqué, no sé si
estaba tan mal vestido o qué, pero evidentemente al puestero le di lastima y me
regaló dos. ¡Noche redonda! Y eso que todavía no arrancó.
Pasadas las
21 se plegaron los telones. Allí estaba Montañas. Esa misma banda cuyo sonido
me había enamorado meses atrás cuando abrieron la primera noche del Noiseground en Niceto.
Ante un
público más reducido que aquella vez, los Montañas desgarraron los oídos y golpearon
directo al pecho con una perfecta sinergia entre distorsión y la cruda y
profunda voz de Diega.
El factor
sorpresa ya no jugaba en primera para mí: Ya los conocía muy bien y ya había
experimentado esa espontanea sensación que te pone la piel de gallina. Pero
ahora, luego de escuchar y re escuchar su disco, que aún no tengo pero que podemos
encontrar colgado en Youtube, podía corear las canciones, seguir el tempo como
un reloj, anticiparme a los cortes y sumergirme en sus mantras.
Montañas en el Noiseground.
Los
exponentes del Sludge metal argentino están ganando terreno. En esta
oportunidad, además de tocar las canciones del mencionado disco homónimo del
2014, como Atávico y Atlántico entre otras, también presentaron una nueva que
estará presente en la placa que lanzarán el siguiente año.
Para el
cierre se guardaron el peso pesado, la canción que abre el disco y te ametralla
con riffs sucios y poderosos: Corriendo con lobos.
¡Con
Montañas tiemblan hasta las placas tectónicas!
Llegó el
turno de los organizadores de la fecha: Banda de la muerte.
Un largo y
melódico acople acompañado por 4 siluetas congeladas mantenía firme el suspenso,
hasta que un golpe de batería rompió el trance y se dio comienzo al repertorio
de la mano de Parte de mi historia.
Enérgicos
como siempre, siguieron explorando canciones de sus tres discos. Pero también
hubo lugar para un pequeño homenaje.
“Vamos con
una de Pappo, para los que aún se acuerdan de el” Dijo Diego Curtolo como
aquella vez en Vorterix, demostrando que El
Carpo es una de sus grandes influencias.
Después de
tocar Ejército de uno de su segundo
disco: Pulso de una mente maldita,
Diego se creyó una especie Cleopatra contemporánea y se bañó en cerveza tras
arrojar la lata hacia arriba, dando así comienzo a Te estas dejando mentir.
Más cerca
del cierre se despacharon con el tema más poguero. El tema que invita a todos a
sumarse al descontrol para ver desde un horizonte imaginario como El sol sale
del sur (El sol salió del sur). Acá,
en el medio del quilombo, los que se bañaron en cerveza fueron varios.
Antes de
que se concrete lo que gran parte del público esperaba, Diego se refirió a Pendejo como “Unos hermanos que nacieron en la concha del mundo”
Luego
comenzó a sonar un arpegio suave, climático, profundo… que solo tiene la
función de bajarnos un cambio y ponernos a tono. Todo esto tiene más sentido si
se le presta atención a la letra de la canción en cuestión: La marcha del exilio.
Como era de
esperarse, El pastuso salió de las
sombras y se sumó a las filas de Banda de la muerte para recitar una parte de
la canción.
“No me sigo escapando, no hay más tierras para
andar. Ahora si te estoy buscando, hay un tema que cerrar. Es que tengo un
prometido, que nunca más voy a sufrir como he sufrido. Sigo yendo hacia
adelante: ¡Ya nos vamos a encontrar!”
B.D.L.M presentando 8894 en el 2015
La gente
nunca dejó de llegar: ahora Uniclub está repleto.
Entre el
público reconozco a integrantes de Poseidótica,
Avernal, Sick porky y Sutrah. Cubriendo
la fecha hay alrededor de siete fotógrafos y quién sabe cuántos cronistas.
(estas ratas escurridizas son muy difíciles de diferenciar)
Se viene ¡Pendejo!.
Si me apuran,
describiría al cuarteto holandés como Stoner metal con huevos. Qué se yo, ya casi
ninguna etiqueta define a muchas de las bandas emergentes. Pero hay algo que es
seguro: es imposible que no quedes manija con esta banda. Tienen la fuerza de
veinte camiones.
No está
de más mencionar que las letras, directas, sin mucha poesía, son en español. Y
que entre los instrumentos se encuentra una trompeta con un sonido muy
particular.
Tocaron las
canciones más difundidas de sus dos discos, entre las que se encuentran: El amor y pereza (Descrito por El pastuso
como “El amor al colchón”), Juanita
(Con previo mensaje “La Juana no mata”), Uñero
y Flotadores.
Tras
tomarse un breve descanso (que podría describirse como un impulso para tomar
más fuerza) El pastuso salió vistiendo un sobretodo y balanceando dos quemadores
de incienso como los que se usan en las iglesias. A continuación, y para
justificar dicho receso, descargaron sobre el escenario toda la fuerza con El verano del 96. La gente, por su
parte, hizo lo propio agitando sin parar.
Sobre el
final, el batero tira el palillo que va a parar directo a la frente de un desafortunado
que ni se percató ya que estaba muy metido en la música. Pero sí se dieron
cuenta dos de los que estaban pegados a la valla. Estos estiraron el brazo y lo
agarraron al mismo tiempo. La disputa comenzó. La lucha fue pacífica hasta que
uno se quedó con el trofeo y el otro se dio media vuelta olvidándose de su
derrota. Pero la cosa no había terminado ahí ya que el ganador luego partió el
palillo en dos y le obsequió una mitad a su contrincante. Una simple anécdota
que pone un poco más de color a una fecha que fue tremenda y difícilmente se
pueda repetir en un futuro cercano.
Sporco para Mondo sporco y Bateros argentinos.
Sporco para Mondo sporco y Bateros argentinos.
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